En la mayor parte de la existencia humana que hemos vivido en la naturaleza, pasamos la mayor parte del tiempo afuera, cazamos para la alimentación y la cría de las tierras. Hemos estructurado nuestra vida para que cuando salió el sol nos alzamos y cuando se puso el sol nos fuimos a dormir. En el mundo moderno de hoy somos ajenos a la naturaleza y su entorno.
Además de perder contacto con la naturaleza, muchos de nosotros están perdiendo muchas conexiones con la gente, en los viejos tiempos la gente solía pasar su tiempo de vida en un solo lugar con las mismas personas, ahora se mueven de un lugar a otro, los lazos con nuestros amigos y familiares de corte. No tenemos idea de cuánto estrés provoca daños a la calidad de nuestras vidas, agota nuestro amor por nosotros mismos y otros.
Se ha estimado que más del setenta por ciento de las visitas al médico están relacionados con el estrés, más de cincuenta por ciento de los accidentes de trabajo son el resultado de un estrés abrumador. La buena noticia es que a pesar de que estamos abrumados con el estrés acumulado nuestros sistemas tienen la capacidad de recuperarse y protegernos de la continuación de nuestros esfuerzos.
Este poder proviene de la capacidad de hacer una elección consciente para cambiar la forma en que vivir cada día, si aprende a relajarse y nutrir a sus necesidades sociales, espirituales y físicas que puede alterar su vida para mejor. Así que si usted toma la decisión de que no va a sucumbir a los efectos secundarios negativos de la tensión que está en el camino para vivir una vida más plena. Puede comenzar a combatir el estrés por no trabajar tan duro todo el tiempo y aprender a descansar, hablar con un amigo que no has hablado en un tiempo o incluso tal vez empezar a ir a la iglesia otra vez.
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